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Nuevas pruebas echan por tierra la teoría de que Digna Ochoa se suicidó

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En imagen de archivo, Digna Ochoa, defensora de derechos humanos Foto María Luisa Severiano

 

Solecito La abogada fue sometida, golpeada y asesinada, según dictámenes independientes

Solecito Especialistas contratados por la familia de la víctima aportan evidencias del homicidio
Solecito Los peritajes realizados durante la averiguación previa carecen de sustento, afirman

ALFREDO MENDEZ ORTIZ Y BLANCHE PETRICH /I

Entre las 23 horas del 18 de octubre de 2001 y las primeras horas del siguiente día, la abogada Digna Ochoa y Plácido fue golpeada, arrastrada, sometida y asesinada en su despacho. Alguien que actuó con premeditación, alevosía y ventaja fue el responsable.

Al menos diez horas después del homicidio, el asesino modificó la escena del crimen y manipuló el cadáver de la víctima -originalmente quedó en posición decúbito dorsal (boca arriba)- y lo acomodó para simular un suicidio.

Como el cuerpo de la abogada ya estaba rígido, su victimario -quien tuvo que regresar al lugar de los hechos varias horas después de la ejecución o permaneció ahí entre diez y 12 horas- no pudo colocar bien los guantes de látex en las manos de la occisa y se los dejó sobrepuestos.

Después de que el cuerpo había permanecido varias horas boca arriba -así lo demuestran diversas livideces (manchas de color púrpura producidas por la sangre) que se localizaron en la espalda de Digna, las cuales se fijan al cuerpo hasta después de diez horas-, el homicida ubicó el cadáver en el costado de uno de los dos sillones del despacho, en la posición lateral en que fue localizado cerca de las 18 horas del 19 de octubre, simulando una posición sedente.

En ese momento, el homicida colocó un buró tras los glúteos de su víctima, espolvoreó el cadáver y todo el lugar con harina, puso una mascada en el cuello de Digna -la cual fue hallada sin un rastro de sangre- y le acomodó en la mano derecha el saco que traía puesto la abogada antes de su muerte.

Esta hipótesis se comprueba con tres dictámenes en criminalística, química y medicina forense que fueron elaborados por peritos contratados por los abogados de la familia de la ex luchadora social. Los tres exámenes periciales fueron entregados a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) para que sean estudiados como pruebas específicas encaminadas a demostrar el supuesto homicidio de la abogada y a echar por tierra la hipótesis oficial del suicidio simulado.

Concatenadas, las tres pruebas demuestran que minutos antes de fallecer Digna fue maltratada, arrastrada y golpeada por su agresor, quien posiblemente la obligó a embarrarse con harina las manos o él mismo lo hizo.

Fueron al menos diez argumentos objetivos que plantearon los peritos Fernando Lara Pastrana, especialista en química forense, y los médicos Carlos Morales González y Hugo Reyes Rodríguez, expertos en medicina legal.

En el análisis realizado por los peritos contratados por la familia Ochoa y Plácido destaca el tema relacionado con la sangre hallada en el lugar donde se encontró el cadáver, así como en cuerpo y ropa de la abogada.

Antes de llegar a la conclusión del "suicidio simulado", los peritos de la PGJDF nunca quisieron analizar todos los vestigios de la sangre y restos de masa encefálica de la extinta luchadora social, lo que les hubiera permitido ampliar criterios hipotéticos y reforzar el planteamiento del posible homicidio.

En total se detectaron 23 puntos (ubicados entre los muebles, libreros, libros y objetos personales de la abogada, así como en alguna parte de la alfombra y los muros del lugar en que ocurrieron los hechos) donde había restos de sangre que no fueron analizados durante los peritajes del Ministerio Público. Una prueba clave de que Digna fue asesinada y su cuerpo movido del lugar donde originalmente cayó sin vida fue la mancha de materia encefálica que se encontró en una pared, cercana al baño, pero lejos, muy lejos, de donde la autoridad halló el cadáver de la supuesta suicida.

Materialmente hubiera sido imposible que ese residuo llegara desde la posición en la cual, según la PGJDF, Digna se disparó.

Según los dictámenes oficiales, la abogada se quitó la vida estando en cuclillas. Forzosamente el disparo tuvo que haberse hecho pegado al sillón ubicado al sur del despacho, es decir, la defensora de derechos humanos estuvo sometida y su victimario, a horcajadas, la sujetó del cuello (así lo demuestran diversas huellas antemortem en el cuello de la occisa) para después acertarle un disparo de contacto en el cráneo.

Los tres peritajes evidencian que el disparo mortal no se realizó sobre la sien (región temporal del cráneo), sino en la zona parietal, que por estar convexa no es una región que sirva de base para que un suicida apoye el arma mortal.

Esta revelación se obtuvo con los resultados de la exhumación del cuerpo de Digna Ochoa realizada el 28 de junio de 2005 en su natal Misantla, Veracruz.

Otra prueba que revierte la versión oficial de que a la víctima no se le encontraron huellas de pólvora en la mano con la que presuntamente se disparó en la sien, porque arguyeron que el diseño hermético del arma hallada en la escena del crimen no deja estos indicios, se obtuvo con los resultados del radizonato de sodio.

El dictamen en química forense estableció: "se demuestra total, absolutamente y sin lugar a dudas, que (la pistola calibre .22 de origen checoslovaco) el arma de referencia sí macula (deja restos de pólvora) la mano que la acciona, con derivados de los productos de deflagración de la pólvora, en especial bario y plomo".

Para los peritos contratados por la familia de Digna Ochoa, los exámenes posmortem permiten considerar que "el conjunto de indicios materiales que analizamos e interpretamos en forma lógica y natural nos permiten determinar que el cadáver de Digna fue movido de su posición final posmortem y que el lugar de los hechos fue alterado con el propósito de desvirtuarlo.

"Que los dictámenes periciales rendidos durante la averiguación previa, con los que se pretendió sustentar la hipótesis de suicidio, carecen de sustento técnico.

"Y finalmente, que el hallazgo extemporáneo y dudoso de una bolsa de plástico y de recortes de periódicos en el lugar de los hechos, así como los estudios posmortem de personalidad de Digna, no tienen el alcance criminalístico de desvirtuar el conjunto de indicios materiales relacionados con los hechos", puntualizan las conclusiones de los peritos de la coadyuvancia.

La Jornada online.

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