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Zapatistas detallan a observadores de siete países las agresiones de la Opddic

 

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO / La Jornada

La añeja hostilidad de la organización en Vicente Guerrero se intensificó en 2004

El más reciente ataque fue a principios de año

Ahora van por todas las tierras, denuncian

 

Municipio Autonomo Vicente Guerrero, Chis., 5 de marzo. El pasado 6 de enero, los miembros de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic) agredieron violentamente a un grupo de bases zapatistas, incluidas mujeres, en la ranchería El Nance, mientras les decían: "Los terrenos ya no son de ustedes". Bajaron a los zapatistas del carro donde viajaban, y amagaron con quemar el vehículo con gasolina.

Los miembros de la Opddic, según relata el concejo municipal autónomo ante una brigada de observadores de siete países, han instalado trincheras en los alrededores de El Nance "y están ahora siempre armados, como militares". Han derribado las cercas de los zapatistas, para introducir su ganado en las milpas. Enajenaron 5 hectáreas de bosque, y ahora advierten constantemente que habrá un enfrentamiento para echar a los autónomos. "Orita están cercando más bosque y cortan los árboles sin autorización."

La hostlidad de la Opddic en este municipio data de 2002, pero fue hasta 2004 que esta organización aceleró su ofensiva "legal" contra los autónomos, que comenzó a rendirles "frutos" en la segunda mitad de 2006. Ahora van por todas las tierras, y para conseguirlas cuentan con el apoyo declarado de la Secretaría de la Reforma Agraria y de la Procuraduría Agraria.

"¿Dónde está el concejo autónomo?"

Sentadas sobre una tabla entre dos piedras, casi a ras del suelo, dos mujeres se cubren medio rostro con sus rebozos, pues hace frío. Llevan las faldas pomponas y adornadas con sencillos listones que acostumbran las tojolabales de la región. Están descalzas. Son mujeres ya maduras, quizás abuelas. La de menor estatura se incorpora -la escena, frente las oficinas de las autoridades municipales autónomas- y extiende la mano trabajada y callosa mientras el enviado pregunta, como quien busca al señor de la casa obedeciendo un estereotipo:

-Buenas tardes. Disculpe, ¿el concejo autónomo, está?

La mujer baja el rebozo y muestra el rostro. Con una muy discreta sonrisa responde, señalando a su compañera que permanece sentada y en silencio:

-Somos nosotros, el concejo.

La sede del municipio rebelde Vicente Guerrero se erige en torno a una muy amplia explanada que incluye una cancha de basquetbol en alguna parte del centro. Hacia el pueblo de San Miguel Quiptic y las laderas vecinas verdes de pinos, varias cabañas de madera y lámina, que pese a la sencillez denotan su carácter de recintos autónomos por los murales multicolores de evidente mano indígena, que cuentan la tumultuosa historia de esta gente. Grandes campos, con sus patrones arriba, de rostros enojados. En un muro, la patrona del rancho es transportada en una silla sobre la espalda de un indio, mientras los campos son trabajados por sus peones.

En otros muros transcurren las gestas zapatistas y las actividades de la autonomía, en estampas narrativas. También la historia del general Vicente Guerrero durante la Guerra de Independencia. Las cabañas circundantes son las oficinas municipales, una escuela y su cocina, los dormitorios de muchachas y muchachos que vienen a estudiar de otras comunidades. Sólo es de ladrillo y cemento la pequeña casa sobre cuya puerta se lee, pulcramente: "Biblioteca Municipal Autónoma".

Se ha reunido el resto del concejo y recibe a los visitantes en su local, que consiste en una mesa y cuatro hileras de bancas que recorren los muros de la habitación. A sus espalas, una manta cruda clavada a la pared, reza: "Nuestra lucha no entiende de fronteras", y muestra un extraterrestre que baja de su platillo volador y saluda de mano a una mujer zapatista de pasamontañas negro.

El concejo delibera en tojolabal un rato, antes de dirigirse a la prensa y a la brigada de observadores internacionales que vinieron a indagar sobre las agresiones recientes y las disputas presuntamente agrarias con miembros de la multicitada Opddic en El Nance. También abordaran los problemas de tierras con la Cioac "histórica" u oficial de Pascasio Gamboa, en la comunidad Rosario Santiago. Pero primero, el infaltable ritual de los nombres.

Uno por uno, los observadores se identifican y dicen de qué país vienen. Uno de los indígenas apunta, y los nombres alemanes le resultan más difíciles, pues los demás (de Francia, Turquía, Grecia, Estado Español y Estados Unidos) tienen traducción castellana. Sólo después de esto, el concejo toma la palabra y relata lo que se le vino a preguntar.

 

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