Felipe, Elba y Ulises
josé gil olmos
Proceso
México, D.F., 13 de diciembre (apro).- La llegada de Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, a la subdirección de Educación Básica, así como de Francisco Yáñez a Lotería Nacional; Miguel Ángel Yunes al ISSTE, y el apoyo a Ulises Ruiz para mantenerse en Oaxaca, a pesar de la negra historia de represión y corrupción, son muestra de una alianza de facto que Felipe Calderón ha hecho con lo más execrable de la política mexicana.
Es evidente que Calderón no va a poder gobernar solo y que no basta que su partido tenga una presencia importante en el Congreso de la Unión para lograr los consensos necesarios y lograr los cambios que tiene pendientes en materia electoral, energética, hacendaria y laboral. Pero el mensaje que da al establecer pactos con este grupo político priista, cuya imagen es la impunidad, únicamente refleja que su gobierno cometerá los mismos errores que el de Vicente Fox.
Hace seis años, en la elección de Tabasco, Vicente Fox estableció una alianza política con el grupo más fuerte y duro del PRI encabezado por Roberto Madrazo y Carlos Salinas de Gortari. La base de esta componenda fue muy simple: a cambio del apoyo a las reformas estructurales, el entonces presidente dejaba intactas las estructuras sindicales en manos del PRI y de Elba Esther Gordillo, además podían estar tranquilos, pues los expedientes de la guerra sucia no serían abiertos en su totalidad y los responsables de ésta saldrían libres, como sucedió.
No sólo eso, la maestra Gordillo y Madrazo tendrían aseguradas sus posiciones políticas en los gobiernos de los estados y en la Cámara de Diputados, amén de otras entidades del propio gobierno federal, como el ISSSTE, Seguridad Pública, IFE, etcétera.
Esta alianza fue la que, en el fondo, impidió el desarrollo político del país. Por así decirlo, fue todo lo contrario del Pacto de la Moncloa con el cual España pudo dejar atrás los restos del autoritarismo franquista. El panismo foxista-calderonista empujó el pacto pero mantener la misma situación de dominio autoritario a nivel político, así como los negocios que se derivan de ello.
No es gratuito, entonces, que por dos sexenios seguidos gente cercanísima a la maestra Gordillo mantenga el control del ISSSTE. La creación del Fideicomiso para la Vivienda Magisterial (Vima), manejado a través de Banobras, del que Felipe Calderón fue director y permitió la formación de otros dos fideicomisos a los cuales Fox entregó 98 millones de pesos en pleno proceso electoral, es parte de los acuerdos no escritos del nuevo gobierno calderonista.
La llegada de Yunes a esta dependencia asegura, a la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el control de recursos millonarios provenientes del gobierno federal. La otra caja fuerte es la Lotería Nacional, a cargo de Francisco Yáñez, conocido en la política como el “hombre del maletín” de la maestra Gordillo.
Pero Calderón no se quedó solamente con el pacto de Elba Esther, sino también con el grupo duro del PRI en el cual está Ulises Ruiz. Resulta que el gobernador de Oaxaca se ha convertido en carta fundamental de los priistas en las últimas negociaciones, fundamentalmente en la toma de posesión de Calderón y ahora para el presupuesto.
Al mandar a la Policía Federal Preventiva (PFP) a Oaxaca para “restablecer” el “orden” y la “tranquilidad” mediante operativos de vigilancia y la detención de los dirigentes de la APPO, Calderón no sólo mando el mensaje de mano dura en contra del movimiento popular, también de apoyar a esta ala dura del PRI y proteger a uno de los peores gobernantes que tiene el país, cuyo perfil de represor y corrupto nos hace recordar a los viejos caciques.
Así, en los hechos, Calderón es una vuelta hacia atrás en el difícil camino de la democracia nacional. Porque además de reducir el gasto social, su alianza con personajes como Elba Esther Gordillo y Ulises Ruiz, únicamente nos deja constancia de que se trata de un político de viejos esquemas de gobierno y un pragmatismo que raya en el cinismo despótico.
Es evidente que Calderón no va a poder gobernar solo y que no basta que su partido tenga una presencia importante en el Congreso de la Unión para lograr los consensos necesarios y lograr los cambios que tiene pendientes en materia electoral, energética, hacendaria y laboral. Pero el mensaje que da al establecer pactos con este grupo político priista, cuya imagen es la impunidad, únicamente refleja que su gobierno cometerá los mismos errores que el de Vicente Fox.
Hace seis años, en la elección de Tabasco, Vicente Fox estableció una alianza política con el grupo más fuerte y duro del PRI encabezado por Roberto Madrazo y Carlos Salinas de Gortari. La base de esta componenda fue muy simple: a cambio del apoyo a las reformas estructurales, el entonces presidente dejaba intactas las estructuras sindicales en manos del PRI y de Elba Esther Gordillo, además podían estar tranquilos, pues los expedientes de la guerra sucia no serían abiertos en su totalidad y los responsables de ésta saldrían libres, como sucedió.
No sólo eso, la maestra Gordillo y Madrazo tendrían aseguradas sus posiciones políticas en los gobiernos de los estados y en la Cámara de Diputados, amén de otras entidades del propio gobierno federal, como el ISSSTE, Seguridad Pública, IFE, etcétera.
Esta alianza fue la que, en el fondo, impidió el desarrollo político del país. Por así decirlo, fue todo lo contrario del Pacto de la Moncloa con el cual España pudo dejar atrás los restos del autoritarismo franquista. El panismo foxista-calderonista empujó el pacto pero mantener la misma situación de dominio autoritario a nivel político, así como los negocios que se derivan de ello.
No es gratuito, entonces, que por dos sexenios seguidos gente cercanísima a la maestra Gordillo mantenga el control del ISSSTE. La creación del Fideicomiso para la Vivienda Magisterial (Vima), manejado a través de Banobras, del que Felipe Calderón fue director y permitió la formación de otros dos fideicomisos a los cuales Fox entregó 98 millones de pesos en pleno proceso electoral, es parte de los acuerdos no escritos del nuevo gobierno calderonista.
La llegada de Yunes a esta dependencia asegura, a la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el control de recursos millonarios provenientes del gobierno federal. La otra caja fuerte es la Lotería Nacional, a cargo de Francisco Yáñez, conocido en la política como el “hombre del maletín” de la maestra Gordillo.
Pero Calderón no se quedó solamente con el pacto de Elba Esther, sino también con el grupo duro del PRI en el cual está Ulises Ruiz. Resulta que el gobernador de Oaxaca se ha convertido en carta fundamental de los priistas en las últimas negociaciones, fundamentalmente en la toma de posesión de Calderón y ahora para el presupuesto.
Al mandar a la Policía Federal Preventiva (PFP) a Oaxaca para “restablecer” el “orden” y la “tranquilidad” mediante operativos de vigilancia y la detención de los dirigentes de la APPO, Calderón no sólo mando el mensaje de mano dura en contra del movimiento popular, también de apoyar a esta ala dura del PRI y proteger a uno de los peores gobernantes que tiene el país, cuyo perfil de represor y corrupto nos hace recordar a los viejos caciques.
Así, en los hechos, Calderón es una vuelta hacia atrás en el difícil camino de la democracia nacional. Porque además de reducir el gasto social, su alianza con personajes como Elba Esther Gordillo y Ulises Ruiz, únicamente nos deja constancia de que se trata de un político de viejos esquemas de gobierno y un pragmatismo que raya en el cinismo despótico.
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