Al amparo castrense
Débil en su legitimidad, el presidente Felipe Calderón se abraza a las Fuerzas Armadas. Con su decisión de aumentar los ingresos del Ejército y la Marina, hizo más que responder a una vieja demanda desoída: empezó a construir una base real de apoyo entre los militares ante las acciones de fuerza de su gobierno, destaca la edición 1572 de Proceso.
Pero a cambio de aumento en su presupuesto, los involucrará cada vez más en labores de seguridad pública, reforzando la tendencia de los últimos dos sexenios de transferir soldados y marinos a ese tipo de labores.
Al igual que sus antecesores Ernesto Zedillo y Vicente Fox, Calderón recurrió al Ejército y la Marina para incrementar la fuerza de la Policía Federal Preventiva. Y el pasado 13 de diciembre anunció la transferencia a la PFP de 10 mil soldados y marinos –7 mil 500 miembros de la Policía Militar y 2 mil 500 de la Marina–. Un paso más a la militararización de la seguridad y aún de la procuración de justicia lo dio la noche del viernes 15, cuando la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública anunciaron de forma conjunta la unificación del mando de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y la PFP.
El nuevo responsable será Ardelio Vargas Fosado hasta entonces jefe del Estado Mayor de la PFP en donde coincidió con Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública y director de la AFI en el pasado gobierno. Vargas Fosado, que tiene escasa experiencia de mando policial, también formó parte en el Cisen del grupo de su entonces director Eduardo Medina Mora, quien después fue titular de la Secretaría de Seguridad Pública hasta que Calderón lo designó titular de la PGR.
A menos de dos semanas de haber iniciado su sexenio, dejó en claro que no fue gratuito que dedicara su primer acto de gobierno a las Fuerzas Armadas. Calderón se rodeó de jefes castrenses que, entrenados en la Escuela de las Américas y en la lucha contra el narcotráfico, respalden sus acciones de fuerza a pesar del “costo de vidas humanas”. E inclusive su secretario de Marina dio claras muestras de haber recibido el mensaje, señala el número 1572 de Proceso.
Pero a cambio de aumento en su presupuesto, los involucrará cada vez más en labores de seguridad pública, reforzando la tendencia de los últimos dos sexenios de transferir soldados y marinos a ese tipo de labores.
Al igual que sus antecesores Ernesto Zedillo y Vicente Fox, Calderón recurrió al Ejército y la Marina para incrementar la fuerza de la Policía Federal Preventiva. Y el pasado 13 de diciembre anunció la transferencia a la PFP de 10 mil soldados y marinos –7 mil 500 miembros de la Policía Militar y 2 mil 500 de la Marina–. Un paso más a la militararización de la seguridad y aún de la procuración de justicia lo dio la noche del viernes 15, cuando la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública anunciaron de forma conjunta la unificación del mando de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y la PFP.
El nuevo responsable será Ardelio Vargas Fosado hasta entonces jefe del Estado Mayor de la PFP en donde coincidió con Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública y director de la AFI en el pasado gobierno. Vargas Fosado, que tiene escasa experiencia de mando policial, también formó parte en el Cisen del grupo de su entonces director Eduardo Medina Mora, quien después fue titular de la Secretaría de Seguridad Pública hasta que Calderón lo designó titular de la PGR.
A menos de dos semanas de haber iniciado su sexenio, dejó en claro que no fue gratuito que dedicara su primer acto de gobierno a las Fuerzas Armadas. Calderón se rodeó de jefes castrenses que, entrenados en la Escuela de las Américas y en la lucha contra el narcotráfico, respalden sus acciones de fuerza a pesar del “costo de vidas humanas”. E inclusive su secretario de Marina dio claras muestras de haber recibido el mensaje, señala el número 1572 de Proceso.
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