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Sobre el caso de revocación de concesión a RCTV en Venezuela y la Ley Televisa en México. (CONTRASTES)

 

Nocaut técnico en Venezuela

 

 

Florence Toussaint / Proceso

/ Sección Cultura / Televisión.

03 de junio, 2007. Proceso No. 1596

 

Los momentos críticos llevan a los actores a definirse. Así está pasando en América Latina en estos años. Tanto la lucha por el poder a través de la vía electoral, como el ejercicio soberano de este poder en los países que tienen presidentes comprometidos con los intereses populares han desatado la respuesta furibunda de las derechas empresariales y políticas. Con una estrategia intimidatoria y una táctica en que el fantasma de la pérdida de los bienes individuales es esgrimido para aterrara las clases medias, los políticos se han aliado con los medios privados para tratar de contener los avances en materia de soberanía y rescate del patri­monio nacional.

En una democracia libe­ral, el equilibrio entre las fuerzas contrarias es difícil de alcanzar. Mantener la propiedad privada al mismo tiempo que la rectoría del Estado, en tiempos en que la globalidad lleva a confronta­ciones entre consorcios y go­biernos, empresas y ciudadanos, resulta casi una utopía.

Y sin embargo, algunos re­gímenes de Latinoamérica lo es­tán logrando.

En la batalla por recuperar a los medios se ha llegado a los extremos de una parte y de otra. En México, la Ley Televisa y su inconstitucionalidad muy limitada, según los ministros de la corte, es un ejemplo de los excesos que puede llegar a cometer un grupo económico poderoso. De cómo, en contubernio con políticos ca­rentes de ética logran arreba­tar al país entero un bien colecti­vo. Y bajo este tenor, la CIRT no considera injerencia en los asun­tos de otra nación, su campaña en contra de la recuperación de una señal televisiva.

En Venezuela se escenifica lo contrario. Gracias a un poder presidencial que algunos consi­deran excesivo, no se le renueva la concesión a Radio Caracas Te­levisión (RCTV), una compañía que tuvo una actuación injustifi­cada en el golpe de Estado pro­tagonizado contra Hugo Chávez, el 11 de abril de 2002. ¿Es esto ilegal, se trata de un golpe auto­ritario, populista, radical?

En Venezuela, como en México, las concesiones pueden ser revocadas: es una facultad del Ejecutivo.

Es cierto que nunca antes se había dado una situación similar. Las únicas revocaciones fueron hechas a pequeños concesiona­rios cuyo negocio no prosperó.

Es decir que se trata de un hecho inédito. Especialmente porque dicha señal no será concesionada a otro particular, sino que vol­verá a manos del Estado que la ha convertido en una estación pública de nombre TEVES.

El escándalo escenificado por los medios privados mexi­canos tiene que ver con la nece­sidad de combatir cualquier es­quema que no se ajuste a sus pretensiones de acaparar el es­pectro y todo el negocio. Y lo que ocultan es la iniquidad que prevalece, tanto en nuestro país como en Venezuela.

En dicho país funciona uno de los grupos más grandes de Latinoamérica, la Organización Cisneros, con ramificaciones en el continente y acuerdos con Sky y Televisa. Participa en Chilevisión, Caracol y Caribe, es ac­cionista de Univisión y Calavisión. También de AOL Latino­américa y es proveedor de inter­net. Gran productor de teleno­velas y entretenimiento, los em­presarios de dicho grupo han preferido mantenerse fuera de la política para no ser afectados.

El segundo grupo en im­portancia es IBC.RCTV que po­see más de 80% del capital de cuatro empresas mediáticas: ra­dio, televisión, discos. Además de una línea aérea. Entre sus so­cios hay capital extranjero. Se le conocía como Sindicato Phelps, cuando surgió en 1930 apo­yado por la compañía estado­unidense RCA. Operan además cuatro grupos mediáticos más: Globovisión, Armas Meridiano TV, Imagen la Tele y Camero Televen. Entre los seis acaparan 78% de las estaciones de VHF y 82% en la banda UHF. Los dos grupos más fuertes: Venevisión y RCTV tenían en sus ma­nos 85% de la inversión publici­taria en medios, 66% en poder de transmisión y 80% de la pro­ducción de mensajes.

Una situación muy pareci­da a la mexicana. Sin embar­go, el griterío quiere hacer pasar una decisión en busca del equi­librio como una bofetada de la izquierda autoritaria. •

 

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AMPLIANDO INFORMACIÓN EN LAS PRÓXIMAS HORAS...

 

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