OAXACA: DIAS CIRCULARES
El conflicto de Oaxaca puede recaer en cualquier momento en una espiral de violencia de proporciones inimaginables. El todavía gobernador Ulises Ruiz está dispuesto a todo por aferrarse al cargo con uñas y dientes. A pesar de que ya no gobierna, todavía tiene bajo su mando las poderosas policías estatales que -disfrazadas de civiles- se convierten en verdaderos asesinos a sueldo.
Ahí están también sus aviones y helicópteros, desde los cuales se han disparado gases lacrimógenos a los oaxaqueños. Las fotografías recientes de estos cuerpos represivos, y por supuesto ilegales, disparando contra miembros de la APPO, no hacen sino probar hasta dónde puede llegar este discípulo de Roberto Madrazo y heredero de la vena melodramática de José Murat.
El lunes pasado advertíamos del riesgo de provocaciones y ataques de estos grupos paramilitares y ahí están los hechos. Ya nadie puede tener dudas de que Ruiz está dispuesto a un derramamiento de sangre de consecuencias impredecibles. Con o sin ayuda de la Policía Federal Preventiva. Él quiere quedarse a cualquier costo. Por eso fue patética su reunión de gabinete con los tres senadores del PAN, PRI y PRD enviados por la Comisión de Gobierno para elaborar un informe de campo que allegue elementos para un nuevo dictamen sobre la desaparición de poderes en Oaxaca. El encuentro hubo de darse en el hangar oficial del gobierno en el aeropuerto de la capital oaxaqueña. Hasta ahí puede llegar Ulises Ruiz. Quien mediante todos los trucos imaginables intentó -junto con sus corifeos del Legislativo y Judicial- convencer a unos atónitos legisladores de que en Oaxaca no pasa nada y que los tres poderes trabajan normalmente. Un engaño dramático que ilustra el grado de evasión de la realidad en que andan Ulises y su gente.
Todo podría parecer anecdótico de no presagiar tantos peligros. Y es que en cualquier momento Oaxaca puede regresar a ese 14 de junio que tampoco se olvida. Los balazos, los muertos, los heridos, los gases y la brutal represión fallida en sus propósitos de desalojo pero que desató una explosión social que a cada minuto del día exige la salida de Ulises Ruiz del gobierno de Oaxaca. No es verdad que se trata de unos cuantos revoltosos que tienen secuestrados a los ciudadanos oaxaqueños. En primer lugar tan ciudadanos son los maestros y los de la APPO como los empresarios y restauranteros. Además, la inconformidad y el repudio no están sólo entre quienes se manifiestan activamente en las calles. Son mayoría los oaxaqueños que abominan a un gobierno represor, abusivo y bajo sospecha permanente de corrupción.
En el mejor de los casos, hay quienes detestan los métodos de APPOS y maestros, pero coinciden en que la salida de Ulises es la única vía de solución a todos sus males. Pocos y cada vez menos los que -como los panistas Héctor Larios y Manuel Espino- creen que la fuerza pública debe entrar ya a Oaxaca. Ni idea tienen del grado de furia que ahí van a encontrar.
Por cierto, todo indica que los senadores del PAN serán la clave para decidir el destino político de Ulises Ruiz y su desgobierno. Una vez que el informe de la subcomisión se convierta en dictamen y suba al pleno este martes se espera una agria discusión. Sin embargo, los posicionamientos parecen muy claros: el PRI en bloque apoyando a Ulises; el PRD también en bloque por la desaparición de poderes; el PAN en cambio es una incógnita.
Los foxistas, espinistas y anexas van todavía por una solución de fuerza con el pretexto de evitar a toda costa un efecto dominó en todo el país. Enfrente los calderonistas -los menos, por cierto- ya se convencieron de que eso del fenómeno copy-cat es un cuento chino. Y que lo que más les conviene es que Oaxaca se resuelva ahora. Sin sangre. Y antes de que Calderón tuviere que arrancar su gobierno con tamaña loza en sus espaldas. Las próximas horas y el activismo de unos y otros serán cruciales para inclinar la balanza en el Senado.
Es probable que el tema Oaxaca comience a hartar a algunos. La verdad es que 150 días de pudrimiento parecen ser muchos. Pero sería muy peligroso que el hartazgo nos llevara a consentir que el conflicto se arregle de cualquier manera. Lo dicho: por una u otra puerta Ulises Ruiz debe salir del gobierno de Oaxaca. Y no debe haber ni un sólo muerto más.
ddn_rocha@hotmail.com
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